Feliz día.
A los que están en ese laburo que odian pero no pueden dejar pues necesitan la guita.
A los que laburan de manera formal, informal y de cualquier forma en el medio.
A los que tienen varios laburos, turnos o están en la etapa de estudiar-y-trabajar que tan dura es.
A los que están en su primer laburo y no saben qué carajo están haciendo.
A los que le siguen buscando el sentido a lo que hacen (spoiler alert: no lo tiene, se lo dan uds).
A los que no entienden cómo sus jefes (o colegas) llegaron donde están pero aún así siguen aguantando.
A los que se animaron a cambiar de carrera y están en ese camino complicado de empezar de nuevo a una edad que la sociedad dice ya tenés que estar más arriba.
A los que no se animan a saltar y por eso sostienen un laburo que los apaga (spoiler alert: el miedo no es buen consejero).
A los que están contentos con su laburo pero saben que no tienen el reconocimiento profesional o económico que valen.
A los que patearon el tablero mil veces y se caen solo para levantarse más rápido.
A los que laburan afuera pero también adentro de su casa (spoiler alert: el de adentro es mucho más agotador).
A los que están atravesando un momento emocional duro e igual tienen que seguir.
A los que siguen creyendo que en algún lugar del destino los espera el laburo de sus sueños (spoiler alert: la vocación está idealizada).
A los emprendedores que creyeron que empezaron un proyecto para ser-tu-propio-jefe (spoiler alert: en realidad sos tu único empleado).
A los que hacen lo que les gusta sin que les importe el reconocimiento social.
A los que están hoy buscando laburo.
Feliz día a todos porque soy (o fui en algún momento) un poco de cada uno.
Que haya oportunidades lindas, justas o bien pagas en Argentina es una asignatura tan pendiente que aprendemos a conformarnos, tanto que a veces nos apagamos porque la inestabilidad económica acorrala, porque la inseguridad laboral aterra, porque es-lo-que-hay y hay que aguantar.
Sepan que estamos todos en construcción.
El laburo perfecto está romantizado.
El laburo prefecto no existe.
La magia está en reconocer que cada laburo es una etapa y poder disfrutar lo que toca.
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